Calentador capitalista, calentamiento global y sensación de calor

David Pavón-Cuéllar

Para llegar al meollo del problema, debemos ir más allá de las apariencias y de sus tautologías. El insoportable calor que sentimos es no sólo una sensación térmica, sino una experiencia directa de la combustión del planeta devorado por el sistema capitalista con su lógica de sobreconsumo, sobreproducción y sobreexplotación de los recursos naturales. Esta lógica del capitalismo es la misma que disipa nubes, contamina mares, extingue especies, erosiona suelos, arrasa bosques y seca manantiales, ríos y lagos. La naturaleza es devastada por el mismo capital que nos está sofocando al incrementar las temperaturas.

El calentamiento climático y el colapso ambiental son correlativos de la concentración y acumulación del capital. No es casualidad que las fortunas de los más ricos del mundo aumenten en la misma proporción que la temperatura. Tampoco es casual que la devastación planetaria se esté agudizando exponencialmente como la desigualdad social. En ambos casos, vemos cómo el capitalismo gana terreno sobre la naturaleza y sobre la humanidad.

Si la deforestación y la sequía nos inquietan, inquietémonos por el sistema capitalista que seca y deforesta. Lamentémonos por el capitalismo en lugar de seguir entonando repetitivos y tediosos lamentos por el calor. Si detestamos a los aguacateros y a los funcionarios que los protegen, detestémoslos como lo que son, como siniestras personificaciones del vampiro del capital que vive de succionar todo lo vivo para convertirlo en más y más dinero muerto.